Sólo Disney puede aguantar estos batacazos. John
Carter en 2012, El Llanero Solitario en
2013 y ahora en 2015 Tomorrowland,
configuran la particular trilogía del fracaso para una compañía que puede
permitírselo. Porque, si tienes a Pixar, Marvel y Lucasfilm, qué diablos
importa que te la pegues con proyectos nuevos…Tomorrowland es puro despropósito, un derroche de errores carente
de sentido que, sin embargo, no tendrá el efecto que tuvo hace treinta años La Puerta
del Cielo para la United Artists. No, aquí no se arruinará nadie…
Los problemas son muchos, y muy variados. El guion, por
supuesto, no es bueno, es una paranoia plomiza de Damon Lindelof, ese guionista
que tras Perdidos parece haberse
especializado en historias poco digeribles para el gran público, lo que
sorprende aún más si hablamos de una peli de Disney.
La dirección de Brad Bird, quien también es co-guionista,
es, como no podía ser de otra manera, inexistente, eclipsado por la magnitud de
una producción repleta de CGI’s, pantallas verdes para insertar efectos, y
lastrado por una trama enloquecida. Y en su debe, por supuesto, ha de figurar
que dos tipos tan interesantes como George Clooney y Hugh Laurie aparezcan
desubicados, fuera de foco, desganados…
Y luego está el rollete disneyniano de siempre. No soy yo
enemigo de los niños en el cine, pero lo de Disney con los peques en sus pelis
de acción real es, en ocasiones, vomitivo. Es entendible la pretensión de
seguir los dictados del estudio, esa tradición de cine familiar inofensivo
carente de todo aquello que pueda apartarse de lo políticamente correcto. No se
necesita sexo, ni violencia en una peli para que ésta sea disfrutable, pero,
cuando nada está bien, cuando te cuentan algo tan poco interesante como esto,
esos detalles irritan más.
Tomorrowland quiere
ser ciencia ficción entretenida y sorprendente, y no sólo no lo consigue sino
que llega incluso a desconcertar, al alternar escenas que pretenden eso con
otras (muchas) de un buenismo descorazonador, casi del nivel de aquellas pelis
de la compañía protagonizadas por Kurt Russell en los 70. Resulta inconcebible
que se destinen 150 millones de dólares de producción, 180 en publicidad (sí,
una auténtica burrada) y toneladas de buenas intenciones para llegar al más
amplio espectro de público posible, y después ver que la historia es plúmbea,
que la acción se ralentiza en demasiadas ocasiones y que todo deja de interesar
a un espectador que compró una entrada para pasar un buen rato.
Eso sí, el presupuesto se nota. También se notaba en los
anteriores fracasos citados, como no podía ser de otra manera. Brad Bird ha ido
aumentando la magnitud de sus proyectos tras la estupenda Los Increíbles, pero
le va a costar triunfar de la misma forma con una cinta de acción real. Su
entrega de Mission Impossible no era
mala, pero ya casi todos la hemos olvidado.
Tomorrowland sí lo es.
Pero, como decía antes, a Disney le da igual. Están haciendo
tanta pasta con los héroes de Marvel, y harán tanta con Star Wars que la cuenta
de resultados no se resentirá. Pero a mí al menos me resulta increíble comprender
los criterios de las majors a la hora de dar luz verde a determinados
proyectos.
Estaba pensando en que quizás la compañía de Mickey Mouse
necesite siempre a Johnny Depp para asegurarse un triunfo en taquilla con sus
películas no animadas, pero me he acordado, otra vez, de El Llanero Solitario…Va
ser que no. ¿Y si prueban con buenas historias, del nivel que siempre tienen
las de Pixar?
Mi puntuación en IMDb:4.
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