Siempre he defendido la idea de que, al ir al cine,
deberíamos tener claro qué vamos a ver, qué nos espera, no argumentalmente, por
supuesto, pero sí en términos de género y estilo, sobre todo teniendo en cuenta
todo el torrente de información que supone internet hoy en día. Y como yo no me
informé sobre qué iba a encontrarme antes de ver Everest, me llevé un (pequeño) chasco….