Esta es una entrada muy especial. José Luís Garci es, en
cierta medida, responsable de que el cine sea para mi mucho más que una forma
de ocio. Hay mucha gente en España que sabe de cine, pero nadie lo demuestra
como él. Garci es el tipo que mejor habla de cine, con diferencia. Y si, como a
mÍ, te vuelve loco esto de las películas, resulta un placer inigualable
escucharle. Es un maestro, un maestro de cine…
Recuerdo exactamente
cómo, dónde y cuándo le descubrí hablando sobre cine. Tengo claro que en 1995
me ganó definitivamente, con aquella maravilla de programa que era Qué grande es el cine, pero unos años antes, en 1991, me quedé maravillado con
sus comentarios durante la retransmisión de la gala de los Oscar, la última que
emitió Televisión Española. Aquella madrugada disfruté con sus opiniones, y
maldije que Canal +, la cadena que a partir de entonces se hizo con los
derechos de retransmisión, no le fichase para continuar haciendo la misma labor
(siendo rigurosos, hay que decir que la gala del año siguiente fue
retransmitida por Antena 3, con el también genial Carlos Pumares, y que fue a
partir de entonces cuando la cadena del Grupo Prisa se adjudicó los derechos).
Todavía guardo la grabación en VHS. Fue el año de Bailando con lobos, la noche en la que
Kevin Costner triunfó con un western, precisamente uno de los géneros
predilectos de Garci. Recuerdo su complicidad con Enrique Herreros, el otro
comentarista, y cómo hacían frente al escepticismo de Rosa María Mateo,
encargada de presentar una gala en la que ni creía ni por la que se apasionaba.
Fueron casi cuatro horas de lecciones magistrales a cargo de
José Luís Garci, que acertó todos los premios, que justificó la victoria de los
galardonados y la derrota de quienes no obtuvieron la estatuilla. Nos explicó
la razón por la que era más lógico que ganase Costner y no Scorsese con Uno de los nuestros, quien tenía que
haber ganado en Cannes porque aquél sí era un festival más acorde. Nos explicó
además la razón por la que el gran Vittorio Storaro merecía ganar el premio a
la mejor fotografía por Dick Tracy, y
nos contó quién era Mirna Loy, merecedora aquel año del premio honorífico.
Muchas cosas aprendimos con Garci aquella noche, y yo, desde luego, aprendí a
ver esos premios con pasión, y lamento que ya, por motivos laborales (qué lástima, he crecido…) no pueda seguirla
en directo.
Y después llegó el PROGRAMA DE CINE. Así, con mayúsculas.
Creo que ha sido el mejor programa sobre cine que se ha hecho nunca en
televisión. Era tan bueno que es impensable que se pueda repetir en una tele
pública. Ver una buena película y asistir posteriormente al análisis de gente
que sabe del tema, era, sencillamente, una delicia. La perfección la hubiesen
alcanzado emitiendo las pelis en versión original subtitulada, pero supongo que
ésa era una demanda inadmisible para el ente público.
Por Qué grande es el
cine pasaron películas conocidas como Centauros
del desierto, Cantando bajo la
lluvia, El buscavidas y muchísimas más, pero también obras maestras no tan
accesibles para el público, como Ordet.
Yo vi casi todos los programas. Los grababa, claro, porque
con el debate posterior la cosa se alargaba mucho. Y guardo un recuerdo
especial de aquellos que me descubrieron joyas de las que nunca había oído hablar,
los dedicados a La evasión, la
maravillosa película carcelaria de Jacques Becker, Teresa Raquin, otra peli francesa de Marcel Carné o L’Atalante, de Jean Vigó.
Aquello tristemente se acabó. Pero yo seguí disfrutando del
magisterio de Garci en la radio. En 2005, de manera casual, descubrí su voz en
el programa de la Cope La Mañana, cuando
era dirigido por Luis Herrero. Ellos dos, junto a Eduardo Torres Dulce
(habitual tertuliano de Qué grande es el
cine) hacían una tertulia sobre cine los viernes de 11 a 12 de la mañana.
Cuando Herrero pasó a dirigir el programa nocturno se llevó la tertulia a la
noche del viernes, ya como un programa propio, denominado Cowboys de Medianoche, que se ha mantenido hasta la actualidad,
ahora en la emisora Esradio.
Cowboys de medianoche es, por supuesto, mi programa
radiofónico favorito. A Garci, Herrero y Torres-Dulce se ha unido Luís Alberto
de Cuenca. Es, creo, la única propuesta sobre cine de ese estilo en la radio
española. Son noventa minutos semanales en los que se habla de todo tipo de
cine, clásico y actual. Otra delicia, que en este caso sólo puede oírse.
¿Y qué opino de él como cineasta? Pues creo que hemos
perdido a un excelente director de género. El
crack y El crack 2 son, en mi
opinión, las mejores películas del cine negro español. El resto de su
filmografía me interesa menos, aunque me gustan mucho Tiovivo c.1950, El Abuelo y Volver
a empezar, nuestro primer Oscar.
Dice que está retirado como director de cine, que ya no
quiere “tener más reuniones”. Yo cuando realmente le echaré de menos es cuando
deje de hablar sobre cine. Tampoco quiero olvidarme de su faceta como escritor,
porque, de hecho, me hizo una ilusión enorme cuando me firmó su libro Las 7 maravillas del cine, en la Feria
del Libro de Madrid, el 5 de junio de 2015.
De momento, sigo disfrutando de sus opiniones. En eso, en
opinar sobre cine, es el número 1 sin discusión, al menos para mí. Porque una
cosa es escuchar a alguien hablar sobre cine y otra es que tras hacerlo te
entren unas ganas locas de ver la película sobre la que te hablaban.
Ojalá estés siembre ahí.
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