Hay sagas que son irrecuperables, y la de Terminator es una de ellas. El guión de Terminator Génesis es un despropósito, comparable a los de Terminator 3 y Terminator Salvation. Hay historias que, en el cine, están
perfectamente cerradas (Regreso al Futuro
es otra de ellas, aunque ahí no meten mano porque Robert Zemeckis es poseedor
de los derechos y puede vetar cualquier intento de secuela o precuela). James
Cameron triunfó con una simple historia contada dos veces, con matices
distintivos, y, sencillamente, no se puede insistir…
Porque lo que hizo Cameron fue brindarnos dos películas de
acción estupendas, a partir de dos guiones de parvulario, limitados en lo
argumental: robots que son enviados al pasado para revertir un futuro. En la
segunda el T-800 era bueno y hacía lo que Kyle Reese en la primera, batirse con
el robot malo. Pero, a fin de cuentas, era la casi la misma película.
Lo que no tiene sentido es volver a repetir la fórmula. Eso hicieron
en la tercera y eso han hecho en la última, mientras que en aquello de Salvation se centraron más en la guerra
entre los hombres y las máquinas, con un resultado que pareció dejar
indiferente a casi todo el mundo. Yo, sin embargo, creo que aquél era el camino
más adecuado si querían seguir explotando la saga.
De hecho, en mi opinión, lo único bueno de Terminator Génesis es ese primer acto,
antes de que empiecen los viajes en el tiempo. En apenas veinte minutos de
metraje parece que asistamos a una versión mejorada de la película anterior,
con escenas bélicas en las que ese estupendo actor que es Jason Clarke
interpreta a un carismático John Connor.
Después empieza el lío. Lo que parece un intento loable por
explicar más y mejor todo el rollo de los viajes al pasado, empezando por el
que hacía el primigenio T-800 encarnado por el joven Schwarzenegger, termina
por convertirse en un insufrible batiburrillo de datos, referencias a las pelis
anteriores y justificaciones varias de por qué ahora las cosas son como los
nuevos guionistas han querido que sean. Y el resultado es desolador.
Además, no podemos negarlo, cualquier nueva entrega que siga
por ahí se verá perjudicada por el hecho de que actualmente es muy difícil
sorprender al personal con los efectos especiales. Terminator 2 es una película magistralmente rodada, en la que James
Cameron demostró ser un hábil narrador de historias sencillas, pero, además,
nos dejó boquiabiertos con sus avances visuales. El éxito del T-1000, además de
por estar encarnado por un eficaz Robert Patrick (mucho mejor que el asiático
éste de ahora), residía en lo impactante de su fisiología, y en cómo ésta se
nos mostraba.
Aquí ya sabíamos que los efectos serían geniales, como lo
son en prácticamente todos los blockbusters. El problema reside, como decía
antes, en un guión esquizofrénico que nadie es capaz de salvar, y menos alguien
tan plano como Alan Taylor, que a mi ya me aburrió enormemente con aquel Thor, El Mundo Oscuro. Pero en algo hay
que darle la razón: parece ser que el director que quejó de la nefasta campaña
de marketing que ha tenido la película, destripando en los trailers los
aspectos más sorprendentes de la trama. Y es cierto que los avances contaban
más de lo que nos hubiese gustado saber.
¿Y Arnold? Pues bien, gracias. Es comprensible que quiera
volver a recuperar su lugar pero desde luego, con errores como éste lo tendrá
complicado. Sus intentos por reírse de si mismo, y del personaje metálico que
tanta fama y dinero le reportó son dignos, pero no trascenderán. Por mucho que
nos digan que la piel de los terminators es como la nuestra, que envejece y
tal, no me convence ver ese rostro envejecido y lleno de bótox agujereado por
las balas mostrando el metal.
Quien sí está genial, como comentaba más arriba, es Jason Clarke,
un tipo que saltó a las grandes producciones tras La hora más oscura, y que estaba muy bien en El Amanecer del Planeta de
los Simios (ejemplo, esta sí, de saga capaz de reinventarse). Otra cosa es
lo de Jay Courtney, quien puede ser un buen héroe de acción pero que hasta el
momento tiene el dudoso honor de cerrar dos famosas sagas con las peores
entregas: Jungla de Cristal y Terminator.
Del resto del reparto, sólo queda apuntar el correcto
trabajo de Emilia Clarke, como una Sarah Connor que se queda lejos del carisma
de la de Linda Hamilton, y el “pasaba por allí” del gran J.K.Simmons, otro caso
de actor de prestigio en blockbuster en plan toma el dinero y corre.
Y no hay mucho más que decir. En un año pródigo en remakes y
nuevas entregas de sagas míticas, creo que Terminator
Génesis es la peor de todas. Funciona, sólo, como producto palomitero de
acción, y si somos capaces de obviar la grandeza de las dos primeras,
precisamente ésas a las que quiere parecerse. No lo ha conseguido, desde luego…
Mi puntuación en IMDb: 5.
http://www.imdb.com/title/tt1340138/?ref_=nm_flmg_act_4
Coincido en todo contigo, es un fracaso y ni siquiera los efectos visuales están a la altura, los de "T2" siendo estrenada en 1991, me parecen mejores. Jason Clarke, sin dudas, lo mejor de este caos llamado "Teminator Génesis". Espero que no hayan terminado las secuelas.
ResponderEliminarSaludos.