Todo comenzó allá por 1982, cuando una madre llevó al cine a su hijo de 6 años por primera vez. En uno de aquellos cines de antes, de pantalla enorme, se proyectaba E.T., y, desde aquel día, aquel niño descubrió una indescriptible necesidad por repetir la experiencia, una y otra vez...

martes, 12 de enero de 2016

El puente de los espías




He ido al cine dos días seguidos, algo que no podía hacer desde hace mucho tiempo. Y he visto pelis de Spielberg y Zemeckis, como si hubiese retrocedido en el tiempo a los 80 ó 90…Me lo he pasado genial con la de Zemeckis y no tan bien con la de mi admirado Spielberg. Es evidente que el anteriormente conocido como Rey Midas de Hollywood ha perdido peso en la industria. Habrá quien crea que el problema son sus últimas pelis, menos atractivas que las anteriores. Yo estoy de acuerdo en que El puente de los espías se queda lejos de sus mejores obras, pero creo que hay más motivos en esta decadencia mediática del maestro…


 

El propio Spielberg, en una entrevista en común con George Lucas, se manifestaba no hace mucho sobre los profundos cambios que se estaban produciendo en la industria del cine. Eran muy pesimistas, y sostenían que los grandes estudios son cada vez más reacios a dar luz verde a proyectos que se apartan de las grandes sagas o de adaptaciones superheroicas. Hablaba incluso de los problemas que había tenido para conseguir producir y estrenar Lincoln. Cuesta creerlo, con toda la pasta que estos dos tíos han hecho ganar a la industria.

Pero la realidad es que en Hollywood, hoy en día, dominan los cómics y las sagas. Difícilmente un estudio destinará ingentes cantidades en promoción de una peli que no pertenezca a estos grupos. Hace diez o quince años, un thriller de espías dirigido por Spielberg y protagonizado por Tom Hanks hubiese estado mucho más presente en nuestras vidas. Pero quien esto escribe no ha percibido excesiva presencia de la cinta en los medios más habituales. Y el mero hecho de que las principales compañías encargadas de producir y distribuir (básicamente Dreamworks y Fox) decidiesen estrenar esta película en las mismas fechas que la nueva Star Wars nos puede ayudar a comprender muchas cosas…

El puente de los espías no es, desde luego, la película que nos devuelve al mejor Spielberg. Y además, en mi opinión, se queda algo lejos de algunas de las pelis consideradas “menores”, dentro de la filmografía de un cineasta que pocas veces provoca bostezos.

Creo que el problema está en los créditos. Hay demasiadas cosas, y casi todas ellas malas, que nos recuerdan que esta película está escrita por los hermanos Coen. El peor tramo de El puente de los espías me remite directamente a El hombre que nunca estuvo allí, The Ladykillers, Oh Brother o Un tipo serio. Todas ellas son películas fallidas, nunca deleznables, pero plomizas por momentos. Concretamente, toda la acción que transcurre en Alemania es típicamente coeniana, en el peor sentido del término. Y además tenemos al típico personaje de los Coen, ese Rudolf Abel soso, absolutamente increíble como peligrosísimo espía, interpretado por Mark Rylance, que lastra la película al aparecer como centro de la trama.

Esa parte del metraje influye decisivamente en la valoración global de una película que, desde luego, también tiene cosas buenas. Empezando por Tom Hanks, quien creo realiza su mejor trabajo de los últimos años. Y continuando por la música de Thomas Newman, quien, consigue, contra todo pronóstico, hacer olvidar al inigualable John Williams como escudero artístico de Spielberg.

El puente de los espías está cerca de La terminal, War Horse o Lincoln, quizás a la cola de ese grupo de películas fallidas de Steven Spielberg. Puede que la historia no sea la más adecuada para un director más acostumbrado a ritmos más estridentes, a escenas trepidantes y a dramas desatados. En ese sentido, la impecable escena inicial, con la persecución al espía ruso, nos engaña. No estamos ante un thriller de espías sino ante una pausada reflexión acerca de temas tan trascendentes como la presunción de inocencia, la tolerancia o la actuación de la justicia frente a la caza de brujas. No era esto lo que muchos esperábamos, quizás debido a la casi nula campaña de promoción. Yo, al menos, esperaba algo similar a Munich, y terminé por encontrarme con algo un poco mejor que Syrianna

Sigo considerando que Steven Spielberg es el mejor cineasta vivo, y uno de los mejores de la historia. Y sigo esperando, por supuesto, más momentos inolvidables en las salas de cine proporcionados por un director único. Supongo que para él es hora de nadar a contracorriente, porque la industria se mueve en parámetros muy distintos a cuando él se llevaba de calle a la audiencia y a la crítica.

No niego que con El puente de los espías incluso se haya ganado a otro tipo de público, ése que rechaza la montaña rusa a la que nos subió, por ejemplo, con su adaptación de Tintín, la que creo que es su última gran película. Aquí ha pecado, en mi opinión, de clasicismo, algo que sí ha alabado una parte de la crítica.

Yo, por el contrario, detecto los problemas antes mencionados y el efecto de la tijera en la sala de montaje. Puede que hasta uno de los directores más taquilleros de la historia haya perdido la decisión sobre el montaje final. ¿Por qué no se nos cuenta nada más del ayudante del personaje de Tom Hanks? ¿Y sobre su familia? ¿Por qué se nos detallan cosas en la escena de la cena familiar si después no se vuelve a contar nada acerca de ellos? Y, sobre todo, ¿por qué está tan desperdiciado un actor tan extraordinario como Alan Alda?

Quizás estemos ante una de las poquísimas películas de Spielberg que no aguanten un segundo visionado, y ésa es una prueba casi irrefutable de que no le ha salido del todo bien.

Pero, insisto, para mi sigue siendo el mejor.

Mi puntuación en IMDb:6.


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