En mi opinión, la principal diferencia entre el cine actual y lo que comúnmente conocemos como "cine clásico", reside en la rendición de los géneros a la hora de imponerse en los criterios de producción. O más bien habría que decir la sustitución de los géneros que hicieron grande al cine por otros modernos, el abandono del western o del cine de gángsters o del cine negro, o, por supuesto, del musical, por otros de nuevo cuño como el cine de superhéroes. Y ayer, cuando veía Resacón 2, me di cuenta de que a esa lista de géneros caídos hay que añadir otro: la comedia. Claro que hoy se hacen comedias, pero la evolución del género en las últimas décadas hace que me atreva a decir que estamos ante uno nuevo. Me explico.
Hoy en día se hacen pocos westerns y pocos musicales. Pero considero que la idiosincrasia de ambos tipos de película no se ha modificado en exceso. En cambio, con la comedia, la ruptura ha sido total, radical. Y para mal ha sido el cambio. No soy proclive a afirmar eso de que cualquier tiempo pasado cinematográfico fue mejor, pero es cierto que hoy nos reímos en el cine menos, y con otro tipo de propuestas. La comedia clásica, la screwball comedy, el slapstick, la comedia elegante y hasta aquel lejano Woody Allen primerizo no existen. Yo, sin embargo, me sigo riendo de vez en cuando en el cine. Y Resacón 2 me ha hecho reafirmarme en la idea de que en la actualidad, cuando me río con una peli, es por la escatología, por el gamberrismo más sucio, por la cochinada aderezada con un mínimo de talento.
De ese talento carecen todos esos directores esforzados por hacer de la comedia juvenil un imposible, los que pretenden ser herederos de John Hughes con paridas como American Pie. Pero, afortunadamente, lo tienen tipos como los Farrelly, Judd Apatow y este Todd Phillips que la lió parda hace un par de años con Resacón en Las Vegas, y que para la secuela ha mantenido los elementos básicos, demostrando que además de la evidente falta de recursos en la comedia actul, estamos presos por un conservadurismo mayúsculo.
Ha hecho lo mismo, cambiando la ciudad del pecado, por otra ciudad del pecado...Pero ojo, que no lo digo como crítica. Me daba miedo ese cambio del vicio primer-mundista de Las Vegas por Tailandia, país que uno relaciona con un turismo sexual primitivo y con toda la sensación de cutrerío que la propia peli muestra en todo su esplendor. Pero me he vuelto a reír, y mucho.
La razón reside, claro, en el reparto. Y es que estamos ante el grupo más cohesionado, heterogéneo y chachondo del cine actual. Si Bradley Cooper pone el morro y el carisma y Zach Galifianakis una vis cómica casi incomparable en la actualidad, en esta seguna peli Ed Helms se destapa como otra bestia del humor, el tercero en discordia que había quedado eclipsado en la primera parte por sus compiches y que aquí da un paso adelante para discutirles el liderazgo a la hora de hacer reír al personal. Dejo aparte al bueno de Justin Bartha porque su personaje no da para más.
La historia es la misma, esa despedida de soltero salvaje que nuestros chicos tienen que recordar para que la boda de turno se celebre. Y con los ingredientes que a mi al menos me hacen gracia: el morro, la locura, los secundarios no menos cerdos y todo ese tono, en general, de que todo vale y de que la major de turno no pone restricciones.
Pero con talento, con algo de talento .Si no pueden volver Ernst Lubitsch, Billy Wilder o Geroge Cukor, y si Woody Allen no recupera la lucidez que le hizo grande,habrá que conformarse con esto. Yo me río con coñas como éstas, aunque añore aquel desparrame de clase, de talento y de maravilla de la comedia clásica.
Resacón 2 es tan buena como la primera, y gustará a quienes gustó aquélla. Así está hoy la comedia, un género que se ha emponzoñado hasta límites insospechados. Pero aquí la mierda, los travelos, los tatuajes faciales y las drogas funcionan.
Mi puntuación en IMDb:7.
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