Claro que Peter Falk será siempre Colombo. He de reconocer que me entregué al personaje y a la serie, no es pases televisivos, sino en las estupendas ediciones en dvd que se editaron de las temporadas, hace unos años. Me resultó especialmente buena la primera, con aquel primer episodio titulado Murder by the book, dirigido por Steven Spielberg, en uno de sus primeros trabajos para la televisión antes de debutar como director en cine. Aquel episodio ya mostraba las claves que hicieron triunfar a la serie: un reparto repleto de rostros competentes y, sobre todo, la novedad que suponía el hecho de que el espectador conociese desde el principio la identidad del asesino, sin que el ritmo y el interés se viesen perjudicados.
Esa primera temporada estaba repletita de episodios buenos, de intrigas y asesinatos que conformaban una delicia para los aficionados al género. Peter Falk ponía la guinda, con su interpretación de un personaje sorprendente, pesado (para los asesinos, claro...), preguntón y lenguaraz. Su look forma parte ya de la historia de la tele, con su gabardina, su puro, y esa voz tomada que sacaba de sus casillas a los sospechosos.
Recuerdo también el segundo episodio, con un excelente reparto en el que sobresalían Robert Culp y Ray Milland, o el titulado Short Fuse, en el que Roddy McDowall, el Cornelius de El Planeta de los Simios, era brutalmente acosado por Colombo hasta demostrar su culpabilidad.
Pero Peter Falk fue también el encargado de introducirnos en el mundo de fantasía tan increíble que destilaba La Princesa Prometida. Él era el narrador, el contador de cuentos que lograba que su nieto Fred Savage, el entrañable Kevin de Aquellos maravillosos años, nos acompañase en ese viaje a un mundo de capa y espada, con personajes inolvidables, del que nunca hemos querido salir.
Descanse en paz, Colombo, descanse en paz ese abuelo que nos contó un cuento maravilloso. Descanse en paz, Peter Falk.
Ficha en IMDb
No hay comentarios:
Publicar un comentario