Por películas como ésta, uno, que se ha pasado más de media vida en las salas de cine, adora el verano. Claro que la temporada estival tiene muchas cosas buenas, mucho más allá del ámbito meramente cinematográfico, pero, para alguien que ha mamado el cine en el cine desde crío, el hecho de disfrutar de películas como X-Men; First Class cuando el sol empieza a apretar, es una delicia. A falta de Green Lantern, parece claro que éste será el verano de Marvel, teniendo en cuenta que tenemos pendiente Capitán América. De momento, Thor y los mutantes así nos lo indican. Ayer disfruté mucho...
Desde luego, firmaría que todos los reboots de personajes comiqueros fuesen como éste. La Primera Generación de la mítica Patrulla X se ha visto beneficiada por el retorno de un Bryan Singer que, ahora en las facetas de escritor y productor, parece querer reivindicarse. No encuentro fisuras en una peli que, al contrario de lo que se opina, sólo puede satisfacer plenamente a aquellos que hayan visto las anteriores y, desde luego, a quienes sean fans de los personajes. Con esto no estoy diciendo que sea una condición indispensable para disfrutar, sino que el extasis, la recogida de babas de satisfacción estará presente con más abundancia en quienes hayan seguido a los X con anterioridad.
Pero ojo, que más allá de todo eso, estamos ante mucho más que un reinicio de una franquicia agotada por aquella tercera parte huérfana de Singer y por el Lobezno solitario que no terminó de cuajar. Estamos ante una cinta que no se limita a ser una excelente adaptación de un cómic, ni un magistral prólogo a las pelis conocidas, ni un blockbuster de calidad. No. X-Men; First Class es una película maravillosa, una nueva vuelta de tuerca a las historias sobre diferentes e incomprendidos, algo que ya eran por si mismas las pelis de Bryan Singer. La novedad reside en el contexto histórico, perfecto para la renovación requerida, y en la sensación de aire fresco que se impregna en una franquicia felizmente recuperada.
Me ha gustado tanto porque va incluso más allá de las pelis precedentes que tanto nos gustaron. Y es que si tomamos los elementos que fueron decisivos en aquellas dos primeras pelis, los extraordinarios personajes, el enfrentamiento fraternal entre dos tipos condenados a luchar como Charles Xavier y Erik, y le sumamos ese toque inequívocamente pop de los sesenta, con evidentes elementos bondianos y una trama atractiva, tendremos una genial peli. Y, además, entre los puntales de las anteriores pelis a los que hacía referencia, no quiero olvidarme de los flashbacks, aquí también presentes para dar solvencia al desarrollo de personajes.
Y, sin duda, la película mantiene el infinito acierto en el cásting que hasta ahora habían tenido los mutantes en el cine. No hay mejor Charles Xavier pre-Patrick Stewart que un James McAvoy sólo diferenciado por el pelo y la ausencia de la silla de ruedas. Michael Fassbender se postula poco a poco como una estrella rutilante, especializado en papeles de impacto y carisma, y resulta perfectamente creíble como Magneto pre-Sir Ian McKellen. Y, si bien es ciero que el resto de mutantes están poco desarrollados, la presencia de Kevin Bacon como villano es el contrapunto ideal al buenismo y a la ambigüedad representada en Xavier y Erik
Precisamente ésa es la baza que mejor juega la película. Esa tercera vía permite que las diferencias entre los puntos de vista de los protagonistas se incrementen y se reduzcan, con el indudable potencial dramático que ello permite. En ese sentido, el guión se reivindica, una vez más, como la guinda perfecta para que un blockbuster como éste pase a jugar en las ligas mayores. La inclusión de la trama mutante en el contexto de aquellos días fatídicos que estuvieron a punto de provocar un nuevo conflicto bélico mundial es excelente, y nos permite acordarnos de una peli tan buena como denostada, 13 días, la cinta de Roger Donaldson en la que Kevin Costner asesoraba a Kennedy en la crisis. Y no quiero olvidarme del director, un Matthew Vaughn que a mi no me hizo gracia alguna con aquello de Layer Cake, que a todo el mundo gustó menos a mi, y, desde luego, con el bodrio que en mi opinión resultó ser Stardust. Pero con Kick Ass, y, sobre todo con este trabajo, no me queda más remedio que reconocerle los méritos evidentes.
Dejo para el final el aspecto que a mi más me ha impresionado, y que me recuerda claramente a lo sentido en 2005 con el Episodio III de Star Wars. Esta primera generación de mutantes empalma con una perfección absoluta con todo lo contado en las tres pelis anteriores, como ocurría, salvando las distancias, con aquel Episodio III y Una nueva esperanza. No hay reacción posible distinta a la emoción y a la profunda satisfacción cuando vemos el origen de la minusvalía de Charles Xavier, la maldad desatada de Magneto, o la confección de los dos bandos mutantes. La continuidad, caballo de batalla en el mundo del cómic, es magistral aquí, aunque ahora debamos de preguntarnos qué rumbo tomará la franquicia tras esta excelente precuela.
Me ha gustado todo. Hasta el inesperado cameo del patillas. Que viva el cine, y que vivan los blockbusters veraniegos de calidad...
Mi puntuación en IMDb:9.
Ficha en IMDb
Vengo de verla y la verdad es que me ha gustao mucho, sobretó la relación entre Xavier y Magneto, dos visiones muy diferentes del conflicto humano-mutante. Gran película y gran reseña la tuya. Felicidades ;)
ResponderEliminarUn saludo alienígena.