He ido al cine dos días seguidos, algo que no podía hacer
desde hace mucho tiempo. Y he visto pelis de Spielberg y Zemeckis, como si
hubiese retrocedido en el tiempo a los 80 ó 90…Me lo he pasado genial con la de
Zemeckis y no tan bien con la de mi admirado Spielberg. Es evidente que el
anteriormente conocido como Rey Midas de Hollywood ha perdido peso en la
industria. Habrá quien crea que el problema son sus últimas pelis, menos
atractivas que las anteriores. Yo estoy de acuerdo en que El puente de los espías se queda lejos de sus mejores obras, pero
creo que hay más motivos en esta decadencia mediática del maestro…
El propio Spielberg, en una entrevista en común con George
Lucas, se manifestaba no hace mucho sobre los profundos cambios que se estaban
produciendo en la industria del cine. Eran muy pesimistas, y sostenían que los
grandes estudios son cada vez más reacios a dar luz verde a proyectos que se
apartan de las grandes sagas o de adaptaciones superheroicas. Hablaba incluso
de los problemas que había tenido para conseguir producir y estrenar Lincoln. Cuesta creerlo, con toda la
pasta que estos dos tíos han hecho ganar a la industria.
Pero la realidad es que en Hollywood, hoy en día, dominan
los cómics y las sagas. Difícilmente un estudio destinará ingentes cantidades
en promoción de una peli que no pertenezca a estos grupos. Hace diez o quince
años, un thriller de espías dirigido por Spielberg y protagonizado por Tom
Hanks hubiese estado mucho más presente en nuestras vidas. Pero quien esto
escribe no ha percibido excesiva presencia de la cinta en los medios más
habituales. Y el mero hecho de que las principales compañías encargadas de
producir y distribuir (básicamente Dreamworks y Fox) decidiesen estrenar esta
película en las mismas fechas que la nueva Star
Wars nos puede ayudar a comprender
muchas cosas…
El puente de los
espías no es, desde luego, la película que nos devuelve al mejor Spielberg.
Y además, en mi opinión, se queda algo lejos de algunas de las pelis
consideradas “menores”, dentro de la
filmografía de un cineasta que pocas veces provoca bostezos.
Creo que el problema está en los créditos. Hay demasiadas
cosas, y casi todas ellas malas, que nos recuerdan que esta película está
escrita por los hermanos Coen. El peor tramo de El puente de los espías me remite directamente a El hombre que nunca estuvo allí, The Ladykillers, Oh Brother o Un tipo serio. Todas ellas son películas
fallidas, nunca deleznables, pero plomizas por momentos. Concretamente, toda la
acción que transcurre en Alemania es típicamente coeniana, en el peor sentido del término. Y además tenemos al
típico personaje de los Coen, ese Rudolf Abel soso, absolutamente increíble
como peligrosísimo espía, interpretado por Mark Rylance, que lastra la película
al aparecer como centro de la trama.
Esa parte del metraje influye decisivamente en la valoración
global de una película que, desde luego, también tiene cosas buenas. Empezando por
Tom Hanks, quien creo realiza su mejor trabajo de los últimos años. Y
continuando por la música de Thomas Newman, quien, consigue, contra todo
pronóstico, hacer olvidar al inigualable John Williams como escudero artístico
de Spielberg.
El puente de los
espías está cerca de La terminal, War
Horse o Lincoln, quizás a la cola
de ese grupo de películas fallidas de Steven Spielberg. Puede que la historia
no sea la más adecuada para un director más acostumbrado a ritmos más
estridentes, a escenas trepidantes y a dramas desatados. En ese sentido, la
impecable escena inicial, con la persecución al espía ruso, nos engaña. No estamos
ante un thriller de espías sino ante una pausada reflexión acerca de temas tan
trascendentes como la presunción de inocencia, la tolerancia o la actuación de
la justicia frente a la caza de brujas. No era esto lo que muchos esperábamos,
quizás debido a la casi nula campaña de promoción. Yo, al menos, esperaba algo
similar a Munich, y terminé por
encontrarme con algo un poco mejor que Syrianna…
Sigo considerando que Steven Spielberg es el mejor cineasta
vivo, y uno de los mejores de la historia. Y sigo esperando, por supuesto, más
momentos inolvidables en las salas de cine proporcionados por un director
único. Supongo que para él es hora de nadar a contracorriente, porque la
industria se mueve en parámetros muy distintos a cuando él se llevaba de calle
a la audiencia y a la crítica.
No niego que con El
puente de los espías incluso se haya ganado a otro tipo de público, ése que
rechaza la montaña rusa a la que nos subió, por ejemplo, con su adaptación de
Tintín, la que creo que es su última gran película. Aquí ha pecado, en mi
opinión, de clasicismo, algo que sí ha alabado una parte de la crítica.
Yo, por el contrario, detecto los problemas antes
mencionados y el efecto de la tijera en la sala de montaje. Puede que hasta uno
de los directores más taquilleros de la historia haya perdido la decisión sobre
el montaje final. ¿Por qué no se nos cuenta nada más del ayudante del personaje
de Tom Hanks? ¿Y sobre su familia? ¿Por qué se nos detallan cosas en la escena
de la cena familiar si después no se vuelve a contar nada acerca de ellos? Y,
sobre todo, ¿por qué está tan desperdiciado un actor tan extraordinario como
Alan Alda?
Quizás estemos ante una de las poquísimas películas de
Spielberg que no aguanten un segundo visionado, y ésa es una prueba casi
irrefutable de que no le ha salido del todo bien.
Pero, insisto, para mi sigue siendo el mejor.
Mi puntuación en IMDb:6.
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