Tres de los mejores momentos que el cine me ha proporcionado
en los últimos años han venido de la mano del sub-género de “astronautas”. Gravity, Interstellar y Marte me han encantado, cada una en su
estilo, y han hecho que me enamore de una temática que más de una vez me había
hecho bostezar (así, a bote pronto, me acuerdo de Apolo 13, nominada al Oscar y con la que yo me dormí a pierna
suelta en el cine, por no hablar del remake de Soderbergh de Solaris…). Marte también está nominada este año, y creo que le sobran los
motivos…
Me encanta Ridley Scott. Me parece el más audaz de todos los
cineastas consagrados. Hay algo en su obra que me fascina, sin que ello
implique necesariamente que cada vez que dirija se descuelgue con una obra
maestra. Me resulta admirable que un director de 78 años proponga un cine tan
fresco, tan variado, de géneros tan distintos…Es capaz de hacer ciencia
ficción, acción, drama, aventuras, thriller o cine bélico. Y siempre con un
toque moderno, como si nunca hubiese dejado de ser el director de comerciales
que fue en sus inicios.
Marte es una
película entretenidísima, lo cual es muy meritorio teniendo en cuenta que pasa
de las dos horas de metraje y nos cuenta la odisea de un astronauta perdido en
el planeta. Y lo es porque no se centra en nada, es decir, no apuesta
claramente por una versión espacial de Robinson
Crusoe, ni por una épica operación de rescate en plan Armaggeddon. Hay algo de drama, una pizca incluso de comedia (no lo
suficiente como para nominarla en ese apartado en los Globos de Oro,
cachondos…) y un poquito de acción. Y la mezcla resulta fascinante, bella y
divertida.
La cosa tiene su origen en una novela de éxito que no he
leído. Y ha sido adaptada por Drew Goddard, director de la, en mi opinión,
sobrevalorada La cabaña en el bosque,
y guionista de Mostruoso, Guerra Mundial
Z o episodios televisivos de Lost,
Buffy o Daredevil. Su libreto
para Marte supone ponerle a Ridley
Scott en bandeja de plata otra oportunidad para rodar planos excelsos, escenas
brillantes, como si, de nuevo en su filmografía, la puesta en escena fuese tan
importante como la historia.
Lo mejor del asunto es que todo presenta una factura
impecable. Y la trama también. No estamos, por tanto, ante una de esos
preciosos contenidos que no se preocupa por el continente. La peripecia del
astronauta perdido es muy interesante, y la forma que Scott utiliza para
contárnosla, también. Y después está el tema del ritmo. A mi, personalmente,
Ridley Scott nunca me ha aburrido. Estuvo cerca con una de sus últimas
películas, El consejero, pero incluso
ahí logró mantener mi interés, algo que también consiguió con algunas otras de
sus pelis menos buenas, como Red de
mentiras o American Gangster.
Bueno, he de reconocer que detesto Black
Hawk Derribado. Es la única vez que Scott me aburrió.
Resulta curioso cómo te engancha la película: destila un ritmo
endiablado gracias, como comentaba más arriba, a su falta de pretensiones a la
hora de definirse. Si Gravity era una
oda a la épica e Interstellar una
fábula casi metafísica, Marte no es
ni una cosa ni la otra. Es, simplemente, la historia de un tipo esperando a que
le rescaten, alternando sus escenas con las de quienes planean el rescate. Saltamos
de Marte a la tierra, pasando por la otra nave de quienes fueron sus compañeros
en el Planeta Rojo. Todo ello con precisión, con ritmo, sin escenas superfluas
y con una banda sonora adecuada y estupenda (sirva este momento para hacer un
merecido homenaje al gran David Bowie). Ignoro si el guión presenta fisuras
desde el punto de vista científico, físico, químico o botánico. Si así es,
supongo que ya los expertos habrán dado buena cuenta de ello. La ignorancia es,
a veces, el terreno de lo disfrutable, y yo he disfrutado esta peli creyéndome
hasta la última escena.
Marte, insisto, es
una de las películas más divertidas de este año, y demuestra que se puede hacer
cine de evasión más allá de los superhéroes y las sagas. Vale, no es un cine
dirigido a romper las taquillas, pero a mi al menos me ha resultado más
digerible que algún blockbuster reciente. Como decía anteriormente, todo
funciona, y, por supuesto, el reparto también, configurando uno de los mejores
cástings de los últimos tiempos.
No soy yo un gran admirador de Matt Damon, pero justo es
reconocer que aquí está genial, y que su nominación como mejor actor es
merecida. Sus compañeros, por el contrario, sí me gustan casi siempre, y aquí,
Jessica Chastain, Sean Bean, Jeff Daniels y Kate Mara, también están, en mi
opinión, geniales. Y mención aparte merece Chiwetel Ejiofor, quien parece haber
aprovechado el impulso logrado hace un par de años con 12 años de esclavitud.
Dudo que logre alguno de los premios importantes en la
próxima gala de los Oscar, pero, desde luego, a mi Marte me ha parecido una de las mejores pelis del último año.
Mi puntuación en IMDb:9.
http://www.imdb.com/title/tt3659388/
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