Todo comenzó allá por 1982, cuando una madre llevó al cine a su hijo de 6 años por primera vez. En uno de aquellos cines de antes, de pantalla enorme, se proyectaba E.T., y, desde aquel día, aquel niño descubrió una indescriptible necesidad por repetir la experiencia, una y otra vez...

jueves, 7 de abril de 2011

Invasión a La Tierra

                                                                             
Las pelis sobre invasiones extraterrestres, como la mayoría de géneros y sub-géneros del cine actual, están cortadas por el mismo patrón: la invasión propiamente dicha, con efectos más o menos devastadores, y las consecuencias de la misma o las reacciones ante ella de un reducido grupo de personas, que sirven de excusa para que la imaginación del espectador extrapole lo que le sucede a esas personas al resto de la humanidad. Todo ello se acompaña de los pertinentes recursos para mostrar a los bichejos lo menos posible, siempre pensando en la contención del presupuesto, aunque es de agradecer que, sobre todo en estas grandes producciones, se nos deje verles con nitidez y claridad. Invasión a La Tierra es una más, que arregla, a medida que avanza el metraje, esa sensación de que apenas veríamos a los visitantes provocada al inicio por tanta imagen televisiva distorsionada. Pero, aunque contemplemos a los aliens en todo su esplendor, provoca demasiados bostezos. Falta un director con personalidad, con un estilo, aunque un guión menos bobo y previsible tampoco hubiese estado mal...



Lo que nos ofrece Jonathan Liebesman, cineasta torpón responsable de bodrios como En la oscuridad o La matanza de Texas; El origen, es un pastiche de infinidad de títulos populares, casi todos encuadrsdos en este cine de invasiones extraterrestres. Pero él, hábil, ha hablado en la promoción de Black Hawk Derribado, la peli de Ridley Scott, como principal referente. Es cierto que comparte con aquélla toda la sensación de angustia y claustrofobia de la guerra urbana, casi una guerra en primera persona en la que podríamos manejar a los marines por cada calle, por cada esquina, como si de un videojuego se tratase. Lo que no dice Liebesman es que, como la peli de Ridley Scott, Invasión a La Tierra provoca una desidia en el espectador imperdonable, teniendo en cuenta el tipo de cine que supuestamente se nos propone. Scott, al menos, tenía la coartada de ofrecer un cine más serio, otra visión de la guerra. Yo, francamente, sigo sin entender los motivos por los que la crítica acogió en su momento aquella peli con semejante pasión.

Más allá de las influencias en cuanto a la estructura y desarrollo, esta nueva invasión se nutre de refernecias que es de suponer serán consideras por sus responsables como homenajes, a cintas importantes del género. No quiero dejar de decir que si Black Hawk Dawn está presente, también lo está Green Zone, Distrito Protegido, pero metiéndome ya en la ciencia ficción, tenemos un poquito de La Guerra de los Mundos, otro poquito de Distrito 9 (el diseño de esas naves...), otro poquito de Transformers y hasta algo de aquella curioso y pequeña peli que pudimos ver hace unos meses en los cines, Skyline.

Y tanta referencia eclipsa por completo a un director que se muestra incapaz de emocionar ante la magna tragedia. Yo cojo el DeLorean y viajo hasta 1996, cuando hasta el cachondo Roland Emmerich fue capaz de encogernos el corazón en un par de escenas en aquel desparrame que a mi tanto me gusta llamado Independence Day (si un simple chucho le bastaba...).

Pero claro, Invasión a La Tierra tiene un problema enorme respecto a tanta colonización alien precedente. Y es que ninguna de las pelis citadas contaba con un guión tan chusco, aburrido y previsible, aún teniendo en cuenta que estamos ante un tipo de cine en el que prevalecen otras cosas. Porque mira que hemos visto resoluciones absurdas de estas historias, o aspectos que chirrían, pero el libreto de Christopher Bertolini, quien por otra parte había escrito hace más de diez años el guión de aquella interesante peli titulada La Hija del General, hace aguas por muchos sitios. Tanto, que el virus informático que tumbaba a los aliens en Independence Day parece una solución de primer nivel, teniendo en cuenta lo que aquí vemos.

Eso sí, Aaron Eckhart está genial, como casi siempre, y es una lástima que no podamos volver a verle en The Dark Knigh Rises.

Mi puntuación en IMDb:5.

Ficha en IMDb

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