Porque ha pasado lo que todos sabíamos que pasaría. No es la primera vez, ni será la última, en la que los dólares se anteponen al talento, aunque Hollywood sepa cómo invertirlos. The Tourist es una de las películas más impersonales de los últimos tiempos, un producto al uso que podría venir firmado por cualquiera, y lastrado por la presencia de dos de los astros fundamentales del cine actual, dos personalidades que condicionan todo proyecto en el que participen.
Y sin embargo, no aburre. Sirva esta afirmación para defender a un cine al que todos, en mayor o menor medida, criticamos de vez en cuando. Este cinéfilo empedernido, habitual de las salas comerciales, tiene que reconocer que apenas miró el reloj durante la proyección de The Tourist, a pesar de detectar durante la misma los evidentes problemas que la película soporta. Serían Johnny Depp y Angelina Jolie, serían los bellos parajes por los que transcurre la acción...pero yo no me aburrí. Lo que tengo claro es que el mérito no es atribuíble al director, un tipo al que sin duda aleccionaron a la hora de filmar a las dos estrellas, a la hora de rodar, hacer encuadres o montar. Ésta no es tu película amigo von Donnersmarck...
Estamos ante una película que lo cede todo a los dos protagonistas, a los que se inserta en bellas ciudades, con la excusa de una trama de espionaje que termina por importarnos más bien poco. Es una loa a la belleza, al estilo, hasta el punto de que, por momentos, uno piensa que está asistiendo a un montaje de anuncios publicitarios de moda o perfumes, con dos atractivísimos reclamos como son Depp y Jolie.
Con semejante panorama, la historia que se nos cuenta no es más que un gigantesco y evidente macguffin, la excusa perfecta para juntarles y recaudar, aunque la jugada parece que no les está saliendo del todo bien, ya que la taquilla no ha respondido como se esperaban. Pero yo la recomiendo.
Porque si alguna virtud tiene El Turista es su interés como recopilación de postales, y que nadie entienda esta afirmación como una crítica disfrazada de ironía. Desde el arranque, muy Hitchcock, muy Coppola (el Coppola de La conversación, se entiende...), la película interesa, atrapa...Sabemos que no nos cautivará, y que lo peor está por llegar, pero creo que nadie, o casi nadie, podrá decir que se aburrió.
Hay química, sólo faltaría, pero me da que Johnny Depp ha sido definitivamente abducido por esos personajes extravagantes que le han catapultado en los últimos tiempos, y que le cuesta ponerse en la piel de alguien mínimamente normal. En ese sentido, su interpretación se resiente tanto como aquélla de A la hora señalada, la película de John Badham en la que también encarnaba a un atribulado ciudadano que se veía involuntariamente metido en una trama de espionaje por equivocación. Nos cuesta verle ahí.
Precisamente entre los compañeros de las dos estrellas encontramos otro de los puntos fuertes. Tenemos actores de reparto como el solvente Paul Bettany, el gran Timothy Dalton (para quien esto escribe el mejor Bond tras Brosnan y Connery), el freak Rufus Sewell o el enigmático y temible Steven Berkoff, a quien yo descubrí en los 80 como villano de Octopussy y Superdetective en Hollywood...
No está pegando fuerte, pero puede que no sea tan horrenda como muchos están afirmando. Esto no es La vida de los otros. Esto es Hollywood en estado puro, con más estrellas que en el cielo...
Mi puntuación en IMDb:6.
Ficha en IMDb
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