Todo comenzó allá por 1982, cuando una madre llevó al cine a su hijo de 6 años por primera vez. En uno de aquellos cines de antes, de pantalla enorme, se proyectaba E.T., y, desde aquel día, aquel niño descubrió una indescriptible necesidad por repetir la experiencia, una y otra vez...

martes, 26 de abril de 2011

Scream 4

Pocas veces una película me ha atrapado tanto en la butaca como en su día lo hizo Scream. En aquel lejano 1996, el terror en el cine parecía condenado a reincidir en los Michael Myers, Freddy Kruegers y Jasons de turno, y la renovación llegó a lo grande. De hecho, me atrevo a decir que pocas veces un género disfrutó de un lavado de cara tan estimable. Los máximos responsables, el director Wes Craven y el guionista Kevin Williamson, vuelven ahora con una cuarta entrega que nunca podría igualar a la original. Y es que creo firmemente que ninguna secuela podrá acercarse siquiera a la grandeza de aquélla. Es cierto que con Scream ocurre lo que con todas las sagas de terror, que cuentan con una primera peli buena y una ristra de secuelas infectas, pero me da que sería más factible rodar una buena secuela de Pesadilla en Elm Street, Saw o Viernes 13, que de Scream. A ver que lo explico.

Williamson, en un momento de lucidez inusual en él, teniendo en cuenta su obra posterior (y he de reconocer que en su día me enganché a Dawson's Creek), encontró una fórmula magistral. Renovó el género sin salirse del precepto básico del slasher, añadiéndole unos toques definitivamente novedosos, lo que unido a la sabia dirección de Craven, dio lugar a una cinta perfecta. Las novedades eran relevantes: esa concepción de la película como auténtica homenajeadora de todo el género, con referencias abundantes; unas ajustadas dosis de humor que no llegaban a lo grotesco y, sobre todo, la tensión derivada de la desconocida identidad del asesino, que acongojaba al espectador hasta límites nunca padecidos.

Y con todos esos ingredientes el hábil guionista parió una historia que además no presentaba las habituales fisuras en ese cine de género. Los tópicos recurrentes, como las exhuberantes chicas escapando escaleras arriba del asesino, las disparatadas decisiones de las víctimas y otras, estaban ahí como puro guiño a un género al que los responsables de Scream demostraban venerar, pero, al contrario que en las secuelas y que en esta cuarta parte, no había detalles de guión rechazables, si por tales entendemos errores garrafales.

El problema de la novedosa fórmula era la imposibilidad de repetirlo. Scream 2 puso de manifiesto que cualquier otra entrega con jóvenes chiflados por el cine de terror que se enfrentasen a un asesino oculto por la original máscara estaba condenada al fracaso. No económico, porque la 2 y la 3 dieron mucha pasta, pero sí artístico. Scream 4 tampoco ha podido. Y no porque no lo haya intentado con honestidad. Recupera aquella concepción de "cine dentro del cine" que ya había instaurado Williamson en el libreto de la 2, con esa saga de Stab que el guionista recupera aquí con habilidad, revelándonos que fue el gran Robert Rodríguez en encargado de adaptar en la ficción los crímenes de Woodsboro. Pero Scream 4, como las dos secuelas anteriores, como todas las que quedan por venir, no atrapa, no te engancha a la butaca, y apenas te conmueve cuando se citan esos títulos míticos del cine de terror.

No era posible. Lo que en Scream era puritita originalidad, aire fresco a borbotones, aquí es un absoluto déjà vu. Es cierto que supera con creces a la nefasta tercera peli, y que comparte con la segunda la medalla de plata. Pero Ghostface está, me temo, totalmente amortizado.

Wes Craven y Kevin Wiliamson lo han intentado. Parten de una trama a priori adecuada para retomar el asunto, con Sidney Prescott volviendo al lugar para presentar un libro y comenzar una nueva vida. La recuperación de esos personajes entrañables que son el sheriff Dewey y Gale (jodido bótox...¿por qué has caído, Courteney Cox...?) está bien contada, y hay que reconocer el mérito de un cásting adecuado en los rostros nuevos, decisivos en su momento en el éxito del primer Scream.

Pero aquí el problema gordo es esa falta de asombro que he comentado antes, y, de propina, un guión que hace aguas por demasiados sitios, con situaciones mal resueltas, muertos que no lo están cuando deberían de estarlo, por no hablar de ese final en el hospital absolutamente ridículo. Nada de eso había en la primera, cuando, de haberlo habido, lo hubiese podido compensar con creces gracias a lo novedoso de su propuesta.

Siendo justos, Scream 4 es bastante mejor que la gran mayoría de secuelas o remakes actuales de los títulos míticos del cine de terror. Pero la sombra de la primera es alargada. Es de esperar que lleguen unas cuantas más en los próximos años, porque probablemente la taquilla de ésta lo provoque. Yo estaré en los cines para verlas, aunque sólo sea para recordar una y otra vez lo bien que lo pasé en 1996, aquella noche en la que fui al cine a ver una peli de terror de la que poco o nada sabía, y que se convirtió en una de mis favoritas de siempre.

Mi puntuación en IMDb:5.

Ficha en IMDb

1 comentario:

  1. Gran crítica. Toda una radiografía de la saga Scream. No he visto la 4, pero su estreno ha propiciado que me apetezca volver a ver las 3 primeras.

    Un saludo alienígena ;)

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