En 2007 se estrenó en los cines 30 Días de Oscuridad, la adaptación del cómic de Steve Niles y Ben Templesmith que nos contaba la invasión por parte de una horda de temibles vampiros de un pequeño pueblo de Alaska, en donde el sol se oculta durante un largo período de treinta días. Protagonizada por Josh Harnett, contaba con un espléndido chupasangres villano, Danny Huston, uno de los mejores malos del cine actual junto a Mark Strong, y pasó injustamente al olvido, en una época en la que el fenómeno Crepúsculo aún no había comenzado. Yo tengo muy claro que es una de las mejores pelis de vampiros que se han hecho nunca, gracias, sin duda, al excelente cómic en el que se basó.
Por eso no me hizo ni pizca de gracia que la secuela se hiciese como producto destinado directamente al mercado del dvd, aspecto éste que pone de manifiesto, como decía antes, que la película original no había sido precisamente un éxito arrollador. Por tanto, menos medios, menos pretensiones, y la intención fundamental de atraer a los amantes del género y a los fans de las viñetas. El resultado final, sin ser un absoluto desastre, se aleja, como no podía ser de otra manera, de aquella excelente primera película.
La tarea de escribir y dirigir el asunto recae en manos de Ben Ketai, un absoluto desconocido que ya se había encargado de un par de web-episodios rodados en su día para aprovechar el filón de la primera entrega. En Tinieblas, trata de continuar la acción exactamente en donde había terminado aquélla, aunque cambiando radicalmente el contexto. Ya no estamos en Alaska, sino en Los Angeles...
El hilo conductor es el personaje de Stella, allí encarnado por Melissa George y aquí por Kiele Sanchez, quien abandona Barrow para enfrentarse a los vampiros en la ciudad angelina. Una premisa así implica lo que cualquiera puede imaginarse antes de ver la película: reiteración de un argumento mil veces visto, abandonando la originalidad de la propuesta anterior, con los maléficos seres atacando el pueblo sumido en la longeva noche, para contarnos la típica historia de persecución de un grupo de cazavampiros. Lástima.
Se mantiene el aspecto ciertamente terrorífico de los vampiros, que cuentan en esta ocasión con una líder sosa y descafeinada interpretada por un rostro atractivo e interesante, Mia Kisrhner, la bella actriz a quien descubrimos como asesina implacable en 24, o como sensible y espiritual ser en El Mundo L. Kirshner se pone esa aparatosa dentadura y hace lo que puede con el personaje estereotipado que le han escrito, desaprovechando del todo su presencia.Uno de los más repudiados del reparto de la ya legendaria serie Lost, el bueno de Harold Perrineau, es la otra presencia curiosa del reparto.
Estamos ante una secuela tan prescindible como digerible para los fans del género. Yo desde luego la prefiero a esos vampiritos de Crepúsculo, saga cuya segunda película, por cierto, fue dirigida por David Slade, el responsable de la magnífica 30 Días de Oscuridad, y que a mi al menos me defraudó del todo tras su paso por los amoríos de Bella y Edward.
Flojita, apta solamente para quienes gocen con los chupasangres en el cine, entre los que me cuento.
Mi puntuación en IMDb:5.
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