Llevamos una mala racha con nombres fundamentales de nuestro cine, con artistas cuyo trabajo traspasaba las pantallas de cine por su entrañable y arrolladora personalidad. Así ha ocurrido recientemente con José Luís López Vázquez, Manuel Alexandre, Antonio Ozores o Luís García Berlanga. Y ahora se nos ha ido Juanito Navarro, un cómico...
Porque, ante todo, eso era. Había nacido para hacer reír, y, al contrario que otros grandes cómicos de nuestro país, apenas se esforzó por cambiar esa consideración. En ese aspecto estaba íntimamente emparentado con el gran Antonio Ozores, se reían haciendo reír, y no buscaban reivindicaciones de ningún tipo en otros géneros.
Yo le descubrí, como todos los de mi generación, de la misma forma que a otros inolvidables cómicos con los que compartió reparto en los 70 y 80. Tomás Zori, Antonio Ozores, Fernando Esteso, Andrés Pajares... Fue la época del destape, de un cine inevitablemente ligado a una transición que llevó a nuestro país a dosis de libertad desconocidas hasta entonces. No era aquél un cine bueno, pero sí necesario, por lo que tenía de plasmación de la época y, no lo olvidemos, por los dividendos que propició a la industria.
Juanito Navarro debutó como artista en la década de los 40, en las revistas del Teatro La Latina. Compaginó la revista con el music-hall hasta la década de los 70, cuando su rostro se popularizó gracias al cine. Y ahí le tuvimos, cuando las hormonas desatadas agradecían aquel cine frívolo, descarado y rompedor, que se mostraba en las películas dirigidas, entre otros, por Mariano Ozores, hermano de Antonio, con quien Juanito formó una pareja cómica excepcional en varias obras.
Hoy muchos desprecian aquel cine, y no seré yo quien lo sitúe en los altares. Pero conviene precisar qué supuso para una sociedad necesitada de libertad y normalidad, más allá de guiones magistrales, encuadres perfectos, travellings y demás demostraciones técnicas. El propio Juanito se hubiese reído de cualquier consideración puramente cinéfila, apuntando que él estaba sólo ahí para hacernos reír. Casi nada.
Y como nunca renegó de ese género que le hizo popular, aceptó la propuesta de Santiago Segura para participar en Torrente 2, además de aparecer en la cuarta, aún pendiente de estreno, y que se ha convertido en su último trabajo.
Como dije no hace mucho, cuando nos dejó el gran Leslie Nielsen, allí arriba están ya partiéndose de la risa. Descanse en paz, Juanito Navarro...
Ficha en IMDb
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