Siempre he creído que, una vez que el western y el musical parecen desterrados, el thriller es el género que Hollywood domina a la perfección. Si tenemos en cuenta que los blockbusters, por cuestiones de presupuesto, son exclusivamente suyos, creo que la comedia, el drama e incluso el terror, cada uno en sus múltiples variantes, cuentan con propuestas procedentes de otras cinematografías que podrían en muchas ocasiones discutir el reinado de la Meca del Cine. Pero estas películas, estos pequeños ejercicios de suspense, son la especialidad de ese cine que todos consumimos y devoramos, y que, en muchas ocasiones, nos deja un mal sabor de boca. Los grandes estudios hacen muchos thrillers, pero también hacen muchas comedias, dramas y cine de horror. Y en la cantidad, encontramos de todo, pero me atrevo a afirmar que en este género, en el thriller, el porcentaje de productos decentes es mayor que en los demás géneros. Para muestra, Los próximos tres días...
Y sin embargo, tardamos en disfrutarla. Este nuevo tabajo de Paul Haggis, sin duda uno de los nombres fundamentales en el cine de calidad norteamericano del último lustro, tenía que haberse estrenado en nuestro país a finales del mes de noviembre o principios de diciembre (así se anunció en su día y así se indicaba, por ejemplo, en la IMDb), pero la brutal competencia de los típicos productos navideños, con Narnias,Megaminds, Harry Potters y demás películas acaparadoras de salas, provocó que la distribuidora aplazase el estreno. Uno, que huye como la peste de las aglomeraciones en los cines de esas fechas señaladas, agradece ahora la presencia de una película así, una estupenda muestra de ese dominio del género por parte de las majors que, sin embargo, no ha calado ni ha cosechado importantes alabanzas en la crítica norteamericana, algo que ciertamente me cuesta entender.
Porque, en mi opinión, Paul Haggis ha escrito y dirigido un thriller estimable, sin grandes alardes ni escenas memorables, pero sólido en premisas fundamentales para quien guste del buen cine: guión e interpretaciones estupendas. No seré yo quien considere que Haggis es infalible (ahí está su horrendo libreto para Quantum of Solace), pero no digo ninguna barbaridad si afirmo que estamos ante el guionista del momento, y a cosas como Million Dollar Baby, Crash, En el valle de Elah o Cartas desde Iwo-Jima me remito. En Los próximos tres días ejerce también como director, y quizás en esa faceta sí le falte algo de punch, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que haya realizado un mal trabajo. Con todo, algo de épica y contundencia se echa de menos.
Los tráilers anunciaban una de esas películas atractivas, en las que alguien lucha, desesperado, por demostrar la inocencia de un ser querido, encerrado por un crimen que no cometió. Se nos presentó algo semejante a Prison Break, aunque una vez vista hay que decir que el personaje de Russell Crowe no entra en la cárcel para liberar a su mujer. Se trata de un rescate, de un plan más de andar por casa que aquel de Michael Scofield, pero con los ingredientes necesarios para pasar un buen rato. Y uno de los motivos lo encuentro en la cantidad de referencias agradables, desde la famosa serie y sus dos geniales primeras temporadas hasta cintas como El Fugitivo o John Q.
Su falta de escenas memorables, o su ritmo pausado apartará, supongo, a un importante número de potenciales espectadores. Los próximos tres días no entusiasmará a quienes busquen el poderío visual tan recurrente en el cine de hoy, repleto de efectos y ritmos videocliperos, y puede que tampoco convenza a quienes acuden al cine puntualmente, atraídos por esas películas de calidad indiscutible que todo el que las ve recomienda. Pero para alguien como yo, que se ve buena parte de lo que se estrena, una película así es un regalo, una bendición entre blockbusters en 3D que un cinéfilo mínimamente exigente no traga. No es una obra maestra, pero un buen rato sí se pasa.
En el guión encontramos la baza fundamental, aunque Haggis peque, en mi opinión, de explicaciones en el desenlace, quizás queriendo justificar cosas que no eran pertinentes (eso del botón...). Pero, sin ser la mejor de sus obras, se trata de una historia solvente y creíble. En el reparto, como decía, reside el otro gran atractivo. Russel Crowe está, como casi siempre, muy bien, y hay que destacar especialmente el trabajo de una Elizabeth Banks injustamente encasillada en papeles de comedia (qué bien estaba disfrazada de Leia en aquella maravillosa locura llamada Fanboys). Un rostro bello como el de Olivia Wilde reluce entre los secundarios, entre los que encontramos también a un referente ochentero como Brian Dennehy, o al colega de Joe Pesci en Sólo en casa, Daniel Stern, víctimas de aquel Macaulay Culkin gamberrete.
Estamos, por tanto, ante una de esas películas americanas buenas, que probablemente se pierda entre tanta competencia que, en su mayoría, no le llega a la suela de los zapatos, pero que dignifica un género, el thriller, que Hollywood ha situado muchas veces a un buen nivel, más que otros casi siempre maltratados con productos infames.
Se nos han muerto Juanito Navarro y Peter Yates, y en los próximos días me haré eco de las tristes noticias...
Mi puntuación en IMDb:7.
Ficha en IMDb
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